¡Buenísimos días!
El viernes no pude actualizar porque el jueves de noche me
puse a estudiar fuertemente (sí, estudiando en Navidad), y el viernes por la
mañana un viejo amigo vino a sacarme de casa para recordar viejos tiempos.
Antes de comenzar con
el post, quisiera hacer una pequeña reflexión:
La Navidad no debería
considerarse como otra cosa que como la excusa perfecta para demostrarles a las
personas que te rodean lo mucho que las quieres. Sin personas que caminen a
nuestro lado no somos absolutamente nada, y a veces, un abrazo es mil veces
mejor que cualquier palabra.
Mi comienzo para estas
navidades fue extraño, pero realmente liberador. Una persona a la que una vez
llamé “amiga” decidió irse dejando tras de sí una serie de argumentos que nos
definían como personas que no somos. No me considero orgulloso, no tengo ningún
problema en pedir perdón si he hecho las cosas mal, pero leer tanto sobre mí y
no verme nada reflejado fue, cuanto menos, absurdo.
Normalmente pienso en
las discusiones como algo bueno y necesario. Dejando el orgullo a un lado, es
la excusa perfecta para mostrar tu opinión, que sea tenida en cuenta y que
hagan lo mismo contigo para mejorar los errores.
Pero, ¿qué hacer cuando
te lanzan palabras envenenadas? ¿cuando alguien cambia voluntariamente los
papeles de víctima y agresor? ¿cuando esa persona solo se preocupa de tener la
última palabra y de no darte la oportunidad de responderle?
1.
Cuando no tengas
nada bueno que decir, mejor no digas nada.
2.
No pierdas el
tiempo discutiendo con alguien que no te está escuchando sino intentando quedar
por encima de ti.
3.
Aleja de tu vida
todo a todo aquel que te resulte dañino o perjudicial.
Estoy feliz por haberme
quitado ese lastre de encima. Mi filosofía de vida ha sido siempre y será "vive tu vida de un modo que te haga feliz sin hacer daño a nadie". Hoy por hoy puedo decir que estoy felizmente rodeado de buenas personas que quiero y me quieren, y con eso no necesito nada más.
Y ahora, ¡primer post
de una película de cartelera!
Noche en el museo 3: El secreto del faraón